
'El sabor de la sandía', exótico título del original en inglés 'The wayward cloud', es una nueva obra maestra de Tsai Ming Liang. Y van siete. Quien esto escribe tuvo la oportunidad de descubrir su filmografía completa en el Festival de Gijón y quedó fascinado. El heredero del cine de autor europeo de los 60, sobre todo de Antonioni y Truffaut ('Los 400 golpes' es su película de referencia), es un cineasta indispensable en el cine contemporáneo. Un poeta que recita sin palabras y retrata con planos largos y estáticos, dando tiempo al espectador para su contemplación, la soledad y la incomunicación urbanas.
'El sabor de la sandía' retoma a la pareja protagonista de uno de sus mejores trabajos, 'What time is it there?' (y su continuación en forma de corto, 'The Skywalk is gone'), y los coloca en un entorno de gran fuerza metafórica: la ciudad de Taipei inmersa en una terrible sequía. Falta agua. Falta amor.
Tsai Ming-Liang crea una sus obras más provocativas hasta la fecha. Un musical camp, lleno de sexo explícito, humor tatiano y descarnado romanticismo. Perfecta para iniciarse, sin prisas, en el cine de uno de los nombres claves de la vanguardia cinematográfica.
Lo mejor: Que por fin se estrene.
Lo peor: Que no obtenga el merecido éxito, aunque sea minoritario.
Momentazo: La escena final de la película. Alto voltaje erótico de un lirismo sobrecogedor. Hay que verla para creerla.