Directora: Amy Berg
Calificación: 8 /10
'Líbranos del mal' sigue la senda de documentales de denuncia transitada con gran éxito por directores como Michael Moore ('Bowling for Columbine', 'Fahrenheit 9/11') o Morgan Spurlock ('Super Size Me'). Pero con una gran diferencia: el afán de protagonismo de Amy Berg es nulo. La directora prefiere dejar que hablen los verdaderos protagonistas: víctimas, cómplices y verdugo. Como ella misma explica, "quería que O’Grady y los otros hablaran por ellos mismos. No parecía justo que yo añadiera mi opinión. O’Grady resulta tan chocante y real, que no me hubiera sido posible imaginar un villano mejor. Parecía redundante abundar en ese aspecto haciendo uso de la narración".
Esto es uno de los grandes aciertos del filme. Al carecer de una voice over narrando lo que pasó y construir el filme con las declaraciones de los implicados, la tesis sostenida por la directora -por mucho que la elección del material y su montaje condicionen- resulta mucho más creíble y menos tendenciosa que los documentales de muchos de sus colegas.
El punto fuerte de la película, lo que la hace tan peturbadora, es el protagonismo de O’Grady, el cura pederasta. Sus opiniones, sus confesiones delante de la cámara, son aterradoras en oposición a las muestras de dolor de las víctimas y los familiares. Aun así, la directora no le demoniza, más bien le trata como a un enfermo socialmente peligroso al que se debería haber tratado a tiempo. A quien sí acusa es a la Iglesia Católica, a aquellos que tenían el deber de haber apartado a O’Grady de su labor como sacerdote y prefirieron esconder sus acciones o mirar para otro lado.
A pesar de ciertas concesiones al sentimentalismo más efectista, 'Líbranos del mal' es un documental de gran impacto, muy bien estructurado, con un inteligente uso de la progresión dramática y, sobre todo, muy necesario.
Lo mejor: Las confesiones conseguidas por la directora de víctimas y verdugo. Escalofriantes.
Lo peor: Sus concesiones al sentimentalismo, sobre todo al final.
Momentazo: Los lamentos y gritos de rabia, junto a la crisis de fe, del padre de una de las niñas violada por O’Grady. Demoledor.
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