Cuatro hermanos, cuatro estereotipos: el impulsivo y carismático Bobby (Mark Wahlberg), el fiel y seductor Angel (Tyrese Gibson), el redimido padre de familia Jeremiah (André Benjamin) y el sensible hermano pequeño gay Jack (Garrett Hedlund). Y la madre (Teresa de Detroit) y el policía (que se crió en esas calles) y el mafioso (psicótico y hortera)... Todo en esta película es reiterativo, todo lo hemos visto muchas veces, todos nos suena.
Lo que eleva a 'Cuatro hermanos' por encima de la media, lo que le permite mirar desde arriba a las decenas de thrillers de acción convencionales e insustanciales que se estrenan cada año, es su vigor narrativo, su calculado ritmo, su excelente montaje, que hace que el interés del espectador por la historia, a pesar de sus evidentes deficiencias, no decaiga en ningún momento. Entretenida, sin más.
Lo mejor: Que está muy bien contada, aunque lo que cuenta interese bastante poco: la enésima historia de venganza sin nada nuevo que aportar.
Lo peoR: Personajes unidimensionales, estereotipados y mal escritos inmersos en una historia convencional, repetitiva y de rancio discurso (el típico ojo por ojo tan del gusto de los norteamericanos o ese sentido mafioso del sindicalismo).
Momentazos: El ataque sorpresa al hermano pequeño. Vibrante, contundente y emocionante.
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