Como ocurre en la mayoría de las películas de Terry Gilliam, en 'El secreto de los hermanos Grimm' la desbordante imaginería visual está muy por encima de la historia narrada, la forma domina sobre el fondo, devorándolo y casi anulándolo. El guión es ingenioso: dos escritores de cuentos que viven del cuento, representando cuentos y que acaban inmersos en un cuento de verdad; pero la historia se diluye entre bajones de ritmo, humor bobalicón y barroquismo visual. Conclusión: un aburrimiento deslumbrante.
Lo mejor: Su belleza estética y el buen ritmo de la última media hora de película.
Lo peor: Que tanta exuberancia visual acaba por empachar más que una película de Peter Greenaway.
Momentazos: La hermosa y espectacular muerte de la reina del espejo y la captura de la niña Sasha, cómo se queda sin cara y emerge del río cual Ofelia prerrafaelista.
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