'Truman Capote' no es, a pesar del título, un biopic al uso, una mera ilustración de la biografía del famoso novelista de Alabama. El debut en la dirección de Bennett Miller, apoyado por el excelente guión de Dan Futterman, describe el complicado proceso creativo de 'A sangre fría', la novela que marcaría un antes y un después en la obra y la vida de Capote.
La película, lejos de mitificar al excéntrico autor de 'Desayuno en Tiffany's', lo retrata como un egocéntrico y atormentado escritor que se debate constantemente entre su compromiso moral hacia los asesinos a los que está entrevistando -que confían en él y en su futura obra para evitar la pena de muerte- y sus sentimientos hacia uno de ellos, Perry Smith, y la culminación de su obra magna, aquella que según sus propias palabras, 'cuando pienso en lo buena que va a ser, me falta el aire'.
El director, por medio de una realización sobria y contundente, aunque algo sosa e impersonal, dejando que gran parte de la película descanse en los hombros del inmenso Philip Seymour Hoffman, quien se mimetiza de manera asombrosa con el escritor (aunque parezca exagerado, creerme, el verdadero era aún más excesivo), realiza un trabajo admirable con un material que, si bien podría haber dado mucho más de sí, haber profundizado más en las relaciones de Capote con los asesinos, así como en el impacto que el suceso produjo en el pueblo, también podría haber sido carne de excesos interpretativos y morbo sensacionalista sobre la vida disoluta del genial escritor.
Lo mejor: Que está más cerca de un biopic tan atípico como 'Dioses y monstruos' que de uno tan convencional como 'Ray' o 'Una mente maravillosa'.
Lo peor: Que la dirección está muy por debajo, o muy supeditada, a la interpretación de Philip Seymour Hoffman.
Momentazo: Las conversaciones de Capote con Perry Smith en el corredor de la muerte. Esa mezcla de enamoramiento, terapia psicoanalítica y vampirismo intelectual.
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