
“Sweet sixteen” recupera mucho del mejor Loach (“Riff-raff”, “Ladybird Ladybird”) pero sin toda la capacidad emocional y denunciatoria de aquellas.
Lo mejor de la peli
Que después de películas tan dogmáticas y panfletarias, aunque coherentes con su filmografía y de un activismo digno de aplauso, como “La canción de Carla” o “Pan y rosas” y, en menor medida, “Mi nombre es Joe” y “La cuadrilla”, Loach haya dejado de lanzar proclamas desde un púlpito y haya bajado un escalón para filmar a un nivel más humano. Algo que siempre resulta más efectivo, y si no ver esa obra maestra del realismo social que es “Roseta”.
Lo peor de la peli
Que para un seguidor del cine de Loach, y salvo contadas secuencias, “Sweet sixteen” apenas sorprenda, dejando una molesta sensación de déjà vu. Y ahí es cuando te preguntas: ¿por qué no pasa lo mismo con directores como Woody Allen, que siempre cuentan lo mismo pero no dejan de sorprenderte?
Momentazos
El final de la película. O como una secuencia tan sencilla puede contener tan complejos y ambiguos significados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario