No quiero pecar de frívolo, pero ver soldados con claveles en los cañones de los fusiles diciendo “compañeros” con su mejor sonrisa... pues vale, pudo ser verdad, pero queda inverosímil y más antiguo que una canción de Ismael Serrano. Y es que a esta bienintencionada road movie a la europea le pierde su mirada nostálgica y llena de tópicos. Ese exceso de almibar te saca de la película para acabar mascullando estas inevitables palabras: “¡bufff, que peli más ñoña!
También es verdad es que a mi esa época, los años 70, me pilló viendo la luz de un gris hospital franquista. Quizá a los espectadores de generaciones anteriores les traiga bonitos recuerdos y la disfruten más, pero lo que es a mi... Menos mal que adopta un tono de comedia ligera y en ocasiones tiene cierta gracia, que si no...
Lo mejor de la peli
1. A pesar de algunos pequeños fallos, la ambientación setentera. Como decía el dire de la peli, Mauricio Sciarra, “es más difícil ambientar un filme de época en los 70 que en el siglo XVIII”.
Lo peor de la peli
1. Su, en ocasiones, molesta ñoñería. Aunque a veces consigue eludirla de forme ocurrente –véase el final- en muchos momentos los tópicos izquierdistas y las nostalgia por ese “cualquier tiempo pasado fue mejor” llega a resultar pelín cargante.
2. El momento viejo-anarquista-con-actor-veterano. En este caso no es Fernando Fernán Gómez sino Paco Rabal, que en paz descanse. ¿Hasta cuando se va a repetir ese topicazo?
Momentazo
El final. Menos mal que ese divertido y agudo chiste final salva un poco la película del cada vez más lamentable tono nostálgico y ñoño que iba ensuciándola.
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