Inquietud, fascinación, misterio, confusión... en ¿Mulholland Drive¿ nos (re)encontramos con el Lynch más retorcido, oscuro e hipnótico de películas como ¿Cabeza borradora¿ y ¿Carretera perdida¿. Reaparecen muchas de las constantes vitales de su cine: un perverso y surrealista sentido del humor, una fijación malsana por lo siniestro y lo oculto, una visión morbosa del sexo, un continuo juego de realidades soñadas y sueños (más bien pesadillas) hechos realidad, una manera de narrar oblicua, que exige un esfuerzo al espectador... ¿Mulholland Drive¿ es una experiencia cinematográfica que no dejará indiferente a nadie. O entras en su mundo y lo disfrutas o te quedas fuera y lo sufres. A pesar de todo, reconocer que me falta una segundo visionado para confirmar si es la obra maestra que intuyo*.
(*La he vuelto a ver y he confirmado lo que pensaba, me parece una obra maestra)
Lo mejor de la peli
1. Su atmósfera. Nadie como Lynch sabe provocar tal grado de fascinación e inquietud en el espectador. Lo consigue a través de un prodigiosa combinación de música envolvente, sonidos inquietantes, planos largos, ritmo quebradizo y una calculada selección de la información que da al espectador para conseguir trasmitir una incómoda sensación de nerviosismo y congoja.
2. La banda sonora. Una vez más la colaboración entre Lynch y Badalamenti consigue momentos de gran belleza y misterio. Aparte hay toda una selección de tema populares de los años 50 y 60, que nos trasladan al los inocentes y decadentes ambientes del Hollywood dorado.
Lo peor de la peli
1. Que tendrás que gastarte otros seis euros porque es recomendable verla dos veces (por lo menos).
2. Si no te gusta Lynch o te parece que “Una historia verdadera” es su mejor película, “Mulholland Drive” te va indignar hasta el extremo de querer asesinarle.
Momentazos
1. La interpretación, a capella y en castellano, de la canción “Crying” de Roy Orbison. La canta Rebekah del Río en el extraño club de ilusionismo “Silencio”, logrando un efecto mágico y surrealista, similar a los producidos por las canciones de Julee Cruise en “Twin Peaks”.
2. La escena en que la pesadilla del paciente de un psicólogo acaba convertida en realidad. Está planificado de tal forma que da mucho, mucho miedo.
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