Sin duda que Ramón Salazar es un tío arriesgado. Después de un corto tan modesto como 'Hongos', su primera peli se caracteriza por la ambición que derrocha, tanto narrativa como estética. Y ahí está lo bueno y lo malo de la peli. Este cruce entre ¿Magnolia¿ y los melodramas almodovarianos pasa de la brillantez a la pedantería en un abrir y cerrar de ojos. Es capaz de combinar sobresalientes metáforas y hallazgos visuales, con diálogos imposibles y pretenciosos que chirrían por todas partes.
Lo mejor:
1. El retrato de ¿lo femenino¿, tanto en hombres como en mujeres. Está muy cerca de grandes exploradores de la feminidad como Cukor o Almodovar.
2. El partido que se saca a las canciones, el vestuario y los ambientes madrileños.
Lo peor:
1.. Muchos de los diálogos. Quedan artificiales y pretenciosos. Un ejemplo. Ángela Molina: ¿Soy una mujer, además de muy práctica, muy escéptica¿. Nacho Duato: ¿¡Qué raro! Las mujeres de la talla 38 no suelen serlo. Escépticas¿.
2. Najwa Nimri. A pesar de que físicamente da muy bien para el papel, se le entiende menos y está más sobreactuada que nunca. Toda la escena de la discusión por el metro es un catálogo de tics y gestos raros. Aunque a algunos eso les gusta, dicen que es lo que le hace ¿especial¿. No sé...
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