Como demostró 'Dos en la carretera', '¡Olvídate de mi!' y, en menor medida, 'Irreversible', las historias de amor narradas hacia atrás o de forma seccionada, multiplican su efecto melancólico. Conocer el final de la pareja, para luego ver los momentos de felicidad vividos juntos, es de una eficacia dramática y de una carga nostálgica demoledora.
La nueva película de François Ozon, uno de los directores más en forma del actual cine francés, nos cuenta la historia de amor de una pareja por medio de cinco momentos cronológicamente inversos. Cada capítulo de la vida en común de sus protagonistas tiene un tono diferente. En palabras Ozon: 'El primer episodio es un drama psicológico. El segundo es mucho más social, como un clásico francés. Para el de la boda me acerqué más a las películas americanas y en la parte en que se conocen me fijé en las películas veraniegas de Rohmer.'
La película se beneficia de una excelente pareja protagonista, un estupendo guión y un brillante montaje que proporciona un gran ritmo a la película. Por el contrario, no está muy conseguido ese efecto de 'sentimentalismo irónico' del que habla el director a propósito de la inclusión de varias canciones melódicas italianas de los 60. Crean confusión y demasiada distancia en el espectador.
Lo mejor: La interpretación de Valeria Bruni Tedeschi. Para quién no la conozca decir que es la hermana mayor de la cantante y modelo Carla Bruni.
Lo peor: El efecto distanciador de las canciones.
Momentazo: El final. Irreal, poético y simbólico.
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