Una película como Val Helsing se obtiene aplicando la misma fórmula que sus responsables hicieron con 'La momia': una clásica historia de terror transformada en una de aventuras, un argumento de película de serie B renovado con un presupuesto de gran superproducción, un personaje gótico, el antipático anciano doctor Van Helsing, convertido en un maduro y apuesto cazavampiros con aires de cowboy solitario.
Y el resultado es el esperado: impresionante diseño de producción, esmerado vestuario e intensa banda sonora, envolviendo una historia poco trabajada, contada de forma atropellada, confundiendo espectacularidad con exceso y con unos efectos especiales muy de videoconsola.
Lo mejor: La ambientación, unos espectaculares decorados, espléndidamente fotografiados, que nos sumergen en un mundo gótico de pesadilla.
Lo peor: El ritmo tan anfetamínico de la película acaba agotando al espectador. Es como ver la intro de un videojuego de dos horas pero sin poder jugar a él.
Momentazo: El homenaje inicial al final del clásico 'El doctor Frankenstein'.
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