
La primera película de la activista Patty Jenkins es una previsible ilustración de los trágicos acontecimientos ocurridos en la vida de Aileen Wuornos. Previsible no tanto por lo que cuenta, ya sabido por muchos, sino por cómo lo cuenta. La película reúne, uno detrás de otro, todos los tópicos de la tvmovie más adocenada. Consigue que, a pesar de lo tremendo de las imágenes y salvo para los más impresionables, nada de lo que pasa nos conmueva demasiado. Aun así, la historia de amor lésbica consigue sostener un poco este desaguisado.
Lo mejor: La interpretación de Charlize Theron. Y eso a pesar de que se nota demasiado que la película está planificada al milímetro para su lucimiento. ¿Tendrá algo que ver su aportación económica en la producción?
Lo peor: El haber desaprovechando una buena historia tirando por el camino fácil del tremendismo más inverosímil.
Momentazo: El primer asesinato. El único momento que realmente logra ponerte los pelos de punta.
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