martes, 26 de febrero de 2008

SIN CITY


Ver 'Sin City' es, desde un punto de vista formal, toda una experiencia. Es, sin duda, lo más lejos que hasta ahora ha llegado el cine en su afán por adaptar una novela gráfica. La perfección y el virtuosismo es tal que se convierte en lo más parecido a ver, leer, el cómic original a veinticuatro imágenes por segundo. Más que adaptarla, Robert Rodríguez y el propio autor Frank Miller, han trasladado el cómic viñeta por viñeta a la pantalla.

En ese aspecto es irreprochable. Pero una película no es sólo lo que se ve, también lo que se escucha, lo que se cuenta y cómo se cuenta. Ahí es donde la película patina, aunque sin llegar a resbalar del todo. El problema es que las tres historias no están al mismo nivel cualitativo. La tercera de ellas, protagonizada por Clive Owen y Benicio del Toro, no está a la altura de la primera (dividida en dos partes y protagonizada por Bruce Willis) ni de la segunda (protagonizada por un recuperado Mickey Rourke y, sin duda la mejor de las tres). A pesar de ello, una película muy recomendable.

Lo mejor de la película

Su deslumbrante estética, virtuosismo manierista y vigor narrativo (sobre todo en la segunda de las historias). Y varios personajes para el recuerdo: Dwight, el antihéroe trágico y romántico, y dos de los villanos más fascinantes del cómic reciente: el inquietante caníbal Kevin y el repulsivo pedófilo Yellow Bastard.

Lo peor de la película

El desequilibrio entre las tres historias y cierto encorsetamiento expresivo derivado de tan especiales técnicas de rodaje. Aunque, es verdad, la película 'respira' mucho mejor que la asmática y fundacional Sky Captain y el mundo del mañana.

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