Es curioso como el cine de Almodóvar se empieza a parecer cada vez más al de Garci. Los dos directores representaron las dos vertientes del cine español de la transición: Garci el lado más hetero y progre, Almodóvar el más gay y moderno.
Viendo 'La mala educación', de marcado tono nostálgico y empalagosa cinefilia, quien esto escribe no ha podido dejar de pensar en que Almodóvar empieza a ser la versión homo de Garci, o vicerversa, Garci la hetero de Almodóvar. Los dos han abandonado la calle, han dado la espalda a la realidad que les rodea, y se han encerrado en un mundo propio, personal, poblado de fantasmas: sentimentales, literarios y cinéfilos.
'La mala educación' tiene todo lo que se puede esperar en una película de Almodóvar: estilización formal, buenas interpretaciones, personajes secundarios que dan la nota cómica, referencias al cine clásico, al kitsch, a los iconos de la cultura popular... Pero, ¿y lo inesperado? 'La mala educación', salvo su espléndida primera media hora, no sorprende, no emociona, decepciona.
Lo mejor de la película
1. El indiscutible talento visual de Almodóvar, su reconocible universo estético que, lejos de cansar, sigue interesando y atrayendo.
2. La extraordinaria interpretación de Daniel Giménez Cacho como atormentado cura pederasta.
Lo peor de la película
1. Los altibajos de la película, sobre todo en su última parte, motivada por el desigual interés de las diferentes líneas narrativas.
2. Que no logre transmitir la emoción que pretende.
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