martes, 26 de febrero de 2008

ALEJANDRO MAGNO

La presencia de un director tan personal como Oliver Stone dentro de la industria del cine norteamericano es de agradecer. Sólo alguien así puede hacer una superproducción tan poco convencional como 'Alejandro Magno'. Dentro de un cine fabricado en serie (¿existe alguna diferencia intrínseca, independientemente de sus logros, entre grandes producciones épicas como 'Troya', 'El último samurai' o 'El rey Arturo'?) se agradecen propuestas que se salgan un poco de lo previsible.

Lo malo es que, en este caso, a Oliver Stone no le ha salido bien. Su lisérgica visión de la vida de Alejandro Magno es ampulosa y excesiva, innecesariamente larga, con graves defectos de ritmo, con una caracterización de personajes esquemática y caricaturesca (la pérfida Olimpia y sus serpientes) y una puesta escena grandilocuente llena de efectos de montaje que, lejos de aportar algo, perjudican gravemente la fluidez de la narración. Aplaudir, sin embargo, su espectacular diseño de producción y alguna secuencia aislada como la batalla contra los elefantes.

Lo mejor: Lo poco convencional de la propuesta; el director se desmarca del biopic épico al uso ofreciéndonos 'otra cosa'.

Lo peor Que esa 'otra cosa' no funciona. Hay un abismo entre sus pretensiones y sus logros reales.

Momentazo: La alucinada, alucinante y alucinógena secuencia de la batalla contra los elefantes. Es tan excesiva como atractiva.

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