miércoles, 27 de febrero de 2008

FAHRENHEIT 9/11

'Fahrenheit 9/11' pertenece a la categoría de 'películas necesarias', esas que son capaces de ofrecer una visión distinta a la oficial sobre un asunto, en este caso la Administración Bush y su decisiones en política exterior, generando debate y controversia.

Michael Moore no oculta sus filias ni sus fobias (se posiciona claramente a la izquierda demócrata) pero su saber cinematográfico hace que, independientemente de la ideología de cada uno, 'Fahrenheit 9/11' supere el simple panfleto político y pueda ser disfrutado como una excelente muestra de documental de tesis, sabiamente montado, ágil, lleno de ironía, muy bien documentado y, en ocasiones, realmente emocionante.

Y es que la película dice verdades como puños. Demuestra lo que todos sabemos o intuimos, que las decadentes democracias occidentales se parecen cada vez más a dictaduras capitalistas donde los intereses económicos priman sobre los humanos.

Lo mejor: Que sea un éxito y lo esté viendo tanta gente.

Lo peor
: El narcisismo de Moore y su, en ocasiones, visión reduccionista y centralista de la realidad fuera de su país.

Momentazo
Hay un momento terrible en la película. Aquel en que vemos como los más importantes industriales de EEUU, los 'peces gordos', se reparten el pastel de Irak mientras aún están calientes los cuerpos, no ya de los iraquíes, sino de sus propios compatriotas muertos en la guerra.

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