Existe una cierta tendencia en los medios gays a ser excesivamente indulgente con determinadas películas por el simple hecho de incluir en su argumento tramas y personajes homosexuales o por estar dirigidas o interpretada por directores o actores gays. ¿Qué pasaría si en los medios heterosexuales (si es que algo así existe) pusieran por las nubes a, pongamos por caso, 'Hitch: Especialista en ligues', por el simple hecho de estar protagonizada por un personaje heterosexual especializado en ligar con mujeres heterosexuales?
Dicho esto, Tormento, perdón, 'Tormenta de verano', es algo así como un cruce mal digerido entre 'Verano azul', 'American Pie' y 'Los albóndigas en remojo'. Pero en gay. Película de iniciación, de despertar a la homosexualidad, que lejos de parecerse a ilustres precedentes como 'Krampack' o 'Beautiful Thing', se queda en el tópico (la tormenta como metáfora del tormento interior), en el drama cursi y en el humor bobalicón.
Dicho esto (otra vez), la película es tan ñoña, tan inocente, tan fresita, que acaba resultando simpática de puro camp; casi una comedia involuntaria.
Lo mejor: Que a pesar de ser tan floja, su falta de pretensiones y su candidez acaban por tocar la fibra sensible del espectador incapaz, a la postre, de meterse mucho con ella.
Lo peor: Que esta historia la hemos visto muchas veces y, la mayoría de ellas, mejor contada, interpretada, dirigida...
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