'De-Lovely' parte de una idea atractiva: un anciano Cole Porter ve pasar su vida representada por un grupo de actores en un teatro, como si de uno de sus célebres musicales se tratara. El filme empieza de forma espléndida, con un ritmo ágil y fluido gracias a una sabia utilización del montaje y unas actuaciones y números musicales perfectamente engarzados con la acción dramática.
Los actores están muy bien, el diseño de producción es excelente, la banda sonora inmejorable, pero... a medida que transcurre la historia y ésta toma unos derroteros mucho más melodramáticos (la decadencia física y profesional de Porter) el ritmo decae (no confundir con la velocidad), la historia pierde interés progresivamente, hasta llegar a un (pretendido) emocionante final que se echa a perder por la excesiva demora en la finalización de la película. Una pena.
Lo mejor: La banda sonora.
Lo peor: Que parece que no se acaba nunca.
Momentazos
1. La secuencia en el club gay. Rodado de forma muy elegante, por medio de largos y sinuosos planos-secuencia que recuerdan al Scorsese de 'Uno de los nuestros'.
2. Aunque está casi al final y la impaciencia ha hecho mella en el espectador, hay que destacar la secuencia donde Porter canta su obra, a punto de estrenarse, a su esposa moribunda que no podrá asistir al estreno.
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