EL REINO DE LOS CIELOS

'El reino de los cielos' es otra más de las superproducciones épicas que están de moda en Hollywood. Peor que 'Troya' o la trilogía de 'El señor de los anillos' pero mejor que 'El rey Arturo' o 'Alejandro Magno'. Peor porque le falta la densidad dramática y la brillantez visual de las tres películas dirigidas por Peter Jackson o el carisma de los personajes del peplum protagonizado por Brad Pitt y Eric Bana. Mejor porque carece de las pretensiones del delirio de Oliver Stone y la falta de personalidad y el infantilismo de la aventura artúrica.

A una gran primera hora, muy entretenida y bien contada, le sigue, desde que el protagonista se asienta en Jerusalén, una segunda llena de cansinas batallas digitalizadas (el interminable asedio a la ciudad), sonrojantes secuencias de inverosímil buenrollismo (ese señor feudal trabajando, codo con codo, al lado de los siervos) y una historia de amor lastrada por una absoluta falta de química entre un esforzado Orlando Bloom y una desaprovechada Eva Green haciendo de... florero.

Lo mejor de la película
La brillante reconstrucción histórica, los personajes secundarios (sobre todo el interpretado por Liam Neeson) y la indudable capacidad del director para componer planos de gran belleza plástica.

Lo peor de la película
1. El personaje interpretado por Orlando Bloom. Además de un evidente error de casting (desde el punto de vista artístico, me temo que no del comercial), resulta cargante y muy poco creible ese espíritu de ONG que impregna todos sus actos en plena Baja Edad Media. ¿Alguien se lo cree?
2. La pretensión de buscar una analogía entre los hechos históricos narrados y la actual situación en la zona de Oriente Medio. Forzada, torpe y superficial.